La deshidratación en los alimentos

La deshidratación y el desecado son los métodos de conservación más utilizados a través de la historia de la humanidad. Antiguamente, frutas, granos, vegetales, carnes y pescados, se secaban al sol para tener alimentos en épocas de escasez.

Si bien el objetivo de ambos es reducir la cantidad de agua de los alimentos frescos, lo que los diferencia es el método que se utiliza para ello. La deshidratación es la reducción de la cantidad de agua mediante el tratamiento del alimento por calor artificial (aire previamente calentado, superficies calientes, etc.), es decir, de manera artificial o industrial. Los alimentos que pueden deshidratarse son las frutas, las hortalizas, las legumbres, los hongos, las especias, la leche y los huevos. El desecado es la reducción de la cantidad de agua mediante el tratamiento del alimento en condiciones ambientales (sol, viento, etc.), es decir, de manera natural o artesanal. Los alimentos que pueden desecarse son las frutas (piña, mango y papaya principalmente), las hortalizas, las legumbres, los hongos, la carne y el pescado.

Ventajas de la deshidratación y el desecado:

  • Aumentan la vida útil.
  • No se pierden proteínas, hidratos de carbono y grasas o lípidos.
  • Reducen el peso y el volumen de los alimentos, por lo que reducen el espacio de almacenamiento y optimizan el transporte y la distribución.
  • No se requieren instalaciones especiales para el almacenamiento posterior.
  • Añaden valor agregado al alimento utilizado.
  • Evitan el desperdicio de alimentos.
  • Se obtienen alimentos compatibles con cualquier otro alimento deshidratado para la elaboración de mezclas y sirven de base para la elaboración de otros alimentos.
  • Los alimentos deshidratados son de fácil preparación y ahorran tiempo y energía.
  • Por su particular característica es altamente utilizado por deportistas o viajeros en travesía por su gran versatilidad .

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